Aquel viejo francés
con un ojo solo
una tregua de guerra
como oculta seña
anudaba su mudo pensar
hilando melodías en cruz
de pie con su acordeón
en el muelle viejo
frente a un verde mar
vasto como su memoria
donde parecía perderse
buscando algún recuerdo
una balsa naufragada
que le costaba avistar
de joven perdió la fe
que llegado el final
dará su veredicto
al anciano estibador
en un mundo que jamás
volvería a visitar
si solo pudiera rescatar
ese nombre entre las olas
suaves del mar: Marianne.
"...exorcizamos una fealdad mucho más profunda que nos atormenta, nos aterroriza y quisieramos desesperadamente ignorar, fingiendo que todo es mero fingimiento" Umberto Eco
martes, 30 de diciembre de 2025
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