Desde la terraza del abismo
un duro golpe, casi primal
sacudió sus ojos entornados
de pionero de los tiempos
el avistaje de lo salvaje
testigo de lo irreconciliable
lo intimidó a guardar silencio
monárquico mundo en clivaje
la quietud de mares aceitosos
talla escarmiento a los peces
ante las puertas de la noche
y el perdón de los presentes
formas carnívoras laten hambre
contra la cual no puede lucharse
sin humildad, sin consuelo
recolectó residuos frágiles
de un lugar que ya no vuelve
mientras su memoria se escurre
en gotas perplejas de agonía
la tierra permanece inmóvil
ahora es un monje resignado
entre la bruma de su abadía.
"...exorcizamos una fealdad mucho más profunda que nos atormenta, nos aterroriza y quisieramos desesperadamente ignorar, fingiendo que todo es mero fingimiento" Umberto Eco
miércoles, 10 de diciembre de 2025
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