Bajo un cielo triste
hervido de herrumbres
y maderos olvidados
viles caballeros
roedores del universo
en hordas de duros armazones
atropellaron sus cascos
contra la tierra yerma
No pudo Don Alonso
imaginar su furia
sufrido el descarne
lejos yace su yelmo
apagándose lento
suspendido en las alturas
en la quietud del abandono
perdidas memorias del sol
Ella lo reza extraviada
no hubo partes ni bandos
solo unas palabras
dichas en la huida
por el inefable Sancho:
Dulcinea, tu viejo quijote
ha partido a tiempo.
"...exorcizamos una fealdad mucho más profunda que nos atormenta, nos aterroriza y quisieramos desesperadamente ignorar, fingiendo que todo es mero fingimiento" Umberto Eco
miércoles, 17 de diciembre de 2025
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