Despertó en la calle
sumido de odioso rencor
extrañas miradas amenazantes
lo sumergieron más en su temor
horadando sus bordes inhumanos
acicateando su propia impostura
dique sin contención al desprecio
Amanecer de artrópodo infecto
sólo reflejado en su espejo
los vampiros indignados padecieron
la infección que les pudrió la lengua
miles de piras arden quemando palabras
raudales de ratas huyen avergonzadas
Finalmente hubo un gran infierno
entre gritos y chillidos, nada quedó en pie
escombros bajo humos amarillentos
de odio calcinado y un dolor de tragedia
de atletas muertos en saltos sin red
Girando el tubo exterminador
de criaturas pesadillescas
hubo un séptimo día sin peste
liberado desde las entrañas
que gritaron hasta enmudecer
Ya tenían todo para ellos
cuando la gran catedral
cargada de tanto castigo
se desplomó tardíamente.
"...exorcizamos una fealdad mucho más profunda que nos atormenta, nos aterroriza y quisieramos desesperadamente ignorar, fingiendo que todo es mero fingimiento" Umberto Eco
domingo, 31 de agosto de 2025
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